Dresden es una ciudad preciosa y llena de historia, Dresden, la capital de Sajonia. Por fortuna para el turista, los monumentos más importantes de Dresden se hallan bastante concentrados en dos áreas de la ciudad separadas por el río Elba: el Altstadt (Casco Antiguo o Ciudad Vieja) y el Neustadt (Ciudad Nueva).

La mayoría de edificios históricos y lugares de interés se encuentran en el Altstadt. El monumento más conocido de Dresden, ubicado en Neumarkt, es la Frauenkirche (Iglesia de Nuestra Señora), una iglesia luterana de estilo barroco que fue destruida durante el bombardeo de la II Guerra Mundial y reconstruida entre 1994 y 2005 como símbolo de reconciliación. En el exterior destaca la enorme cúpula (con observatorio) y en el interior, blanco inmaculado, el fastuoso y enorme órgano.

Si hay una ciudad que suscita un gran interés turístico en el este de Alemania, en las regiones que formaban parte de la desaparecida República Democrática Alemana, esa es sin duda Dresde.

Hasta mi reciente viaje a esta ciudad alemana, sabía que Dresde era una ciudad con un gran patrimonio histórico y una gran belleza, lo que explica su sobrenombre de La Florencia del Elba. sobre todo era conocedor del gran drama que vivió Dresde tras el gran bombardeo sufrido semanas antes de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, con un incendio que destruyó casi por completo su centro histórico.

Curiosidades de la historia de Dresde

Es en 1206 cuando se documenta por primera vez la ciudad de Dresde, la cual durante el siglo XV se convierte en residencia del rey de Sajonia

Pronto pasó a ser regentado por los principes electore (integrantes del colegio electoral que elegía al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico).

La relación de la ciudad de Dresde con los grandes incendios no se limita al drama vivido durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1685 la ciudad ya ardió por completo, lo que propició un gran auge posterior bajo el gobierno de Augusto el Fuerte.

Fue en esta época cuando en Dresde se construyó gran parte de su patrimonio arquitectónico y empezó a ganarse la fama de ser una ciudad cultural.
Con posterioridad Dresde estuvo involucrado en varias guerras, en concreto, contra la Francia revolucionaria y de Napoleón, pero en cambio no sufrió la Primera Guerra Mundial.

 

 



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