Cataratas del Niágara (Niagara Falls en inglés, Chutes du Niagara en francés) son un conjunto de cascadas situadas en el río Niágara, en la zona noreste de América del Norte, en Canadá.

Situadas a unos 236 metros sobre el nivel del mar, su caída es de aproximadamente 51 metros. Comprenden tres cataratas: la «catarata canadiense» (Ontario), la «catarata estadounidense» (Nueva York) y la «catarata Velo de Novia», más pequeña. Aunque no tienen una gran altura, son muy amplias y son las más voluminosas de América del Norte, ya que por ellas pasa toda el agua de los Grandes Lagos.

Entre las cataratas canadienses y las estadounidenses se encuentra la isla de la Cabra, Goat Island. Desde que fueron descubiertas por los colonizadores europeos se han hecho muy populares, no solo por su belleza sino también por ser una fuente de energía y un desafiante proyecto de conservación medioambiental.
Son un lugar de turismo compartido por las ciudades de Cataratas del Niágara (Nueva York) y Cataratas del Niágara (Ontario). El nombre «Niágara» es originario de una palabra iroquesa que significa «trueno de agua».

Los habitantes originarios de la región eran los ongiara, una tribu iroquesa llamada los neutrales por los conquistadores franceses, quienes encontraron en ellos ayuda como mediadores de disputas con otras tribus.
Las raíces históricas de las cataratas del Niágara se encuentran en la glaciación que culminó hace unos 10 000 años. Tanto la región de los Grandes Lagos de Norteamérica como el río Niágara son efectos de esta glaciación continental. Fue un enorme glaciar que avanzó sobre el área oriental de Canadá como una gran excavadora moliendo rocas y suelo, removiéndolos y profundizando algunos canales de ríos hasta convertirlos en lagos.
En el mundo hay cientos de miles de cascadas, pero nadie puede negar que las más famosas del planeta son las cataratas del Niágara. El mérito reside en el cine, como no podía ser de otro modo.
En el año 1953, la película Niágara, protagonizada por Marilyn Monroe, popularizó entre el gran público las cataratas homónimas, lo que contribuyó a convertirlas en un importante destino turístico no solo para los visitantes procedentes de Estados Unidos y Canadá, sino de todo el mundo.
Hasta ese momento, habían sido los habitantes de estos dos países norteamericanos los principales visitantes de la zona, dada su posición estratégica en el río Niágara, frontera natural entre ambos países.
Las cataratas del Niágara se encuentran entre Estados Unidos y Canadá, en el noreste del continente americano. Las ciudades más cercanas son Buffalo (Estados Unidos) y St. Catharines (Canadá), pero también es posible llegar fácilmente desde dos metrópolis próximas. Una de ellas es Nueva York, que se encuentra a unos 650 kilómetros de distancia, no demasiado lejos según los estándares americanos.
Se puede llegar cómodamente en coche, aunque también existen numerosos viajes organizados en autobús que permiten admirar con calma el panorama del estado de Nueva York.
Por otro lado, Toronto se encuentra más cerca de las cataratas, a tan solo 130 kilómetros, que se pueden recorrer en hora y media en coche o bien en el tren que realiza este recorrido específico, con 13 salidas al día. Gracias al desarrollo y a la variedad de las zonas circundantes, hay muchas cosas interesantes que ver durante una visita a las cataratas del Niágara.
Una opción es contratar un viaje organizado, mientras que los más valientes que no teman mojarse disfrutarán enormemente en una visita en barco. Los viajes oficiales son los que organiza el operador Hornblower Niagara Cruises y salen de Clifton Hills, en la zona canadiense.
Por un precio de 25 dólares canadienses, podrás admirar las es cataratas en un viaje de aproximadamente media hora. Además, el billete incluye un chubasquero para que te protejas de las salpicaduras

 


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